Cómo no amarlo Señor,
si lo hiciste poeta y encantador,
su alma es cristalina como el agua,
Señor, no tengo la culpa de amarlo.
Sé que es de otra, Señor,
pero no lo puedo rechazar,
me refugié entre sus brazos
en medio de tanto amor.
Fue una tarde tibia
cuando nos encontramos,
sus besos fueron como ella;
fue mío y fui suya
con suficiente amor y ocasión.
Señor,
tú eres el culpable
de ese amor,
nos enseñaste el saber amar,
lo amo como el aire y la vida;
no me lo arrebates, Señor.
No puedo rechazarlo,
lo he pensado de mil maneras;
no puedo, Señor,
dame tu bendición.
Sé que no me ama,
su corazón es de otra;
pero así es el destino;
Señor, me enseñaste amarlo,
por eso lo amo.
AUTORA: EUGENIA BETHANCOURT.
No hay comentarios:
Publicar un comentario