En el ínfimo universo
eres fuente de inspiración
por tu ternura y dulce corazón
que calcina la lira de mi verso.
Madre anciana y bendita,
eres entre las mujeres un angelito
por tus rizados cabellos, hilos de plata
te hacen una linda y risueña abuelita.
Madre soltera, solo deseo decirte
que tu abnegación fue darle al mundo
un fruto y no del fruto prohibido
sino un ser, producto de tu vientre.
Madre muerta, después de un trágico camino
la muerte fue la compensación de tu destino
que tuviste que morir para darle vida a
otros seres
que hoy hacen alarde, al recuerdo que tú mereces.
Madre indígena, no importa tu humildad
no importa tu vestuario, ni tu voz entrecortada
sólo importa de tí, resaltar tu fidelidad
y tu condición de mujer la bienaventurada.
Madre abnegada y enferma
desde tu lecho donde estás postrada
luchas por tus hijos, contra la muerte ufana
porque tu vida pertenece al mundo de la nada.
Madre abnegada, tu paso por el mundo terrenal
deja huellas de incalculable valor universal
y a la diestra del todo poderoso y el mundo sideral
a tus pies vengo a rendirme con amor puro y fraternal.
AUTOR: VICTORINO SEGUNDO GÓMEZ CASTRO.
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