Cada día honro tu nombre
por todo lo que eres en sí:
Para mi madre muerta
y los que te adoran aún.
Sin el padre este mundo
no tendría cimientos,
futuro, ni ciencia,
esperanza y vida.
Nuestra nave no tendría Norte
para alcanzar lo que anhelamos;
sería débil la mano de la madre
y nosotros sin el apoyo que nos das.
Recibe este y todos los días
mi corazón henchido de gozo,
mi alma llena de luz
para ser profética tu vejez.
AUTORA: ANABELLA ALVARADO SÁNCHEZ.
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