¡Oh! Mujeres hermosas admiradas
por sus frutos maternos,
nacieron para hacer el bien
y ser madres de hijos eternos;
aunque el tiempo transcurra
sus recuerdos quedan impregnados
en alas del recuerdo y en las mentes
de sus seres queridos.
Cuando mi memoria regresa al pasado
y pongo los pies en el suelo marquense,
hace vibrar las arterias de mi corazón
cuando mi infancia reverdecía
en los brazos de mi madre.
Pero, hoy ya no la tengo, está en el cielo
del brazo de mi padre;
para ella va mi canto.
Los ríos poco a poco se van secando
como la figura de mi madre,
poco a poco se fue apagando,
hoy la recuerdo profundamente;
Benditas sean todas las mujeres,
que Dios les regaló ese don maravilloso
de ser madres.
La mujer que yo conocí del siglo veinte
era la que tenía más de ocho hijos
llevando en el vientre a uno de ellos
y el otro entre brazos y todavía pendiente.
¡Salud madrecitas en este "Diez de Mayo"!,
que Dios las tenga enamoradas de la vida,
salud madrecitas marquenses y del mundo
entero,
salud convertidas en rosas y jazmines
que adornan el jardín universal.
AUTOR: ESTEBAN DE JESÚS LÓPEZ FUENTES
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