Eres el padre ejemplar,
virtuoso en comprensión,
espiga de trigo en la mesa,
pedestal del hogar,
consuelo de mis penas y angustias,
faro de luz que guía mi sendero
y a través de las cortinas
de la inmensidad del tiempo;
comprendo el valor de tu silencio,
el valor de tus regaños,
el valor de los surcos de tu frente,
el sacrificio de tu trabajo,
el sacrificio que refleja
en tu piel que poco a poco
se apergamina a tus cabellos
neblinescos que reflejan
la dura trayectoria
de tu camino, es el premio a tu
difícil labrar el terreno
de la vida.
Y por eso trataré de ser reflejo de luz divina
padre querido.
AUTOR: LUIS MORALES.
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