Torre de San Carlos centenaria
con tu reloj nos decías tu plegaria
dando la hora a los niños de primaria
cómo a las tropas de infantería.
Naciste al pie del cerro enclavada
como un lucero en la madrugada;
el cerro que no te quita la mirada
como a una novia apasionada.
Testiga has sido de generaciones,
porque en tu presencia pasan las procesiones;
los aldeanos con múltiples canciones
cabalgando en la bajada de las flores.
Cómo a nadie la vejez no te ha tocado,
mientras otras sus cuentas han entregado;
tú como siempre te has quedado
con el cerro: Tu eterno enamorado.
Tú yergues orgullosa con el quetzal
vigilando la milpa y el trigal,
porque en el pueblo tú eres la principal
cómo la época primaveral.
Unámonos como el trigo en sus espigas,
que se borren de sus hijos las intrigas,
tendiendo nuestras manos amigas:
Convirtiendo el alma como aguas cristalinas.
Estamos próximos a la celebración
donde se venera a la virgen de Concepción;
Que Dios le ayude con su bendición
a toda esa sublime población.
Adios torrecita, yo te canto,
que te cubras con un hermoso manto,
recibas mi saludo con encanto
y seas adornada con hojas de acanto.
Ahora solamente me despido,
pronto seré en la tierra consumido;
mientras tú seguirás viviendo,
ya de tu presencia estaré escondido.
Tú continúas la vida tan vertical,
nosotros evaporándonos como agua de manantial;
nos veremos desde el cielo de cristal
porque rendiré cuentas al Padre Celestial.
Autor: José Nery Gramajo Sántos.
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