Cuando el mes quinto
pasa por mi vida,
sentimientos encontrados
me tocan vivir;
bellas flores y amores idos.
Mi vista la alegra,
lo florido en mi mente palidece mi vida
recordando lo óptimo del amor
que voló y no tuvo retorno
construyendo el vacío más profundo.
Caminando por mi eterna Xelajú
siento el aire que en nada ha cambiado,
y pensar que con ella compartí
el aspirar esa fuente de la vida
que me unió a ese amor especial.
Fueron manos, mente y corazón
trilogía del amor que no quería perder,
más el alfa y omega se cumplieron
recibiendo esa cruz que cargo siempre
conduciéndome junto a ti Madre Mía.
Opté por buscar nuevos amores
que compartieron mi existencia en esta vida
y halle otra clase de amores
que suavizan la llegada a mi omega,
pues el alfa fuiste tú y el omega mi familia
y la cura a esta melancolía
son las flores del mes quinto.
Autor: Juan Antonio Monterroso Villatoro.
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