Quiero que conmigo vivas
la esencia de la poesía verdadera
porque es un don de la nobleza
que sólo radica en corazones con nobleza.
Algunos se burlan de su huella
porque no perciben sus destellos;
es cómo beber agua cristalina
sin saborear su delicadeza tan divina.
Tenemos frustrados sentimientos
o complejos conceptos vivenciales;
esos que conllevan la poesía
aunque con luto pero siempre brilla.
Todo converge en ella
no importando que oculte su secreto
para llegar al alma y sus resquicios
y hacernos humanos sin prejuicios.
Es transparente su vestuario
para esconder su sorpresa de fulgores
que habrán de sorprendernos con su velo
o, cómo viento que alborota nuestro pelo.
La poesía es el espejo que refracta
el corazón humilde o lo contrario;
abre nuestros ojos en lo inerte
o los cierra ante la misma muerte.
La poesía nos aparta de la sombra
y nos da el amanecer en nuestra vida;
nos aleja del vagar oscurecido
siempre y cuando conozcamos su sentido.
Remienda el verso carcomido
que vive en estigmas inborrables
o en el místico papiro
que desconoce el origen de un suspiro.
La poesía no es promesa o duda,
da vida a los áridos desiertos,
no es sumo trino sin acorde,
sino, haz lumínico que absorbe.
Es alondra o palabra grávida
que ha de dar al mundo virgen
el cambio de una vida primorosa
para convertirla en alabanza silenciosa.
Si la practicas:
Será auxilio en tu llamado,
mojará tus labios con la escarcha
que la noche tejerá en azahares
para calmar tu sed en tus pesares.
Será tu confidente en lo vivido,
jamás en retrógrado sentido,
será la oración sin prédicas que hieran
desde ya tu corazón arrepentido.
Por ello:
Tengo mi sangre encendida y viva
con raíces de poesía iluminada
que la libró del mísero atavío
que la enmudecía en raro desvarío.
Hoy forma celajes con sus letras,
hoy es un velero con ternura
que sin miedo a marejadas
anhela rescatar las rimas olvidadas.
En ese lugar desconocido y frío
dejará inhibido el pesimismo
para elevarse en la caricia alada
hacia el escéptico con alma sórdida y callada.
Ven, dame la mano y caminemos
por el secreto que tienen los poetas
de dar luz a los astros deprimidos
que aún están mudos y escondidos.
Ornaremos con geométricas ideas
las aristas de los incongruentes pensamientos
para contemplar el mundo en otra forma
e imitar la belleza que lo adorna.
No veremos el tiempo cual martirio,
ni el llanto como deshojada flor;
seremos espigas llenas de semilla
que habrán de germinar en tu alma y en la mía.
La misma poesía fertilizará las manos;
cánticos nuevos pondrá en el alma;
conoceremos sentimientos y armonía
y sabremos como dijo el poeta:
"Si estamos vivos todavía".
Nunca te arrepentirás de haberla conocido,
compartir con ella tu palpitar sereno,
borrará de tu corazón la melancolía
y tu frente dejará de ser pálida y sombría.
Has la prueba hermano mío
y la niebla será por fin tu amiga;
así, aunque venga la muerte silenciosa
tu alma habrá conocido
"la espina y a la vez la rosa".
Y,
como tiene espíritu intangible
habremos de respetar su sueño
para cuando despierte fresca y pura
nos obsequie su metáfora y figura.
Así, podamos merecer su estancia,
podamos tenerla como hermana
para colmarla de respetos del sendero
y hacer de ella nuestro bello pebetero.
Si no puedes dedicarle un verso
nunca digas que fuiste humano;
pero aún así, agradezco tal egolatría
que no hace más que rimar con la poesía.
Autor: Rodimiro Gramajo Rodríguez.
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