Tus labios se secaron
porque rozaron otros labios
que no fueron los míos.
Tus manos están agrietadas
porque acariciaron otros surcos
otras tierras desconocidas
que no fueron las mías.
No hay brillo en tu mirada
después que dejaste de ver
la luz de mis ojos
que destilaba amor.
Perdiste todo cuanto amaba
porque junto a tus deseos
se fueron destrozando tus sentimientos
y ya no vi en ti
aquél ser a quien tanto amé.
Dejaste que tus deducciones
sin sentido dejaran ir
de tu corazón
a esta mujer
hecha de inagotable amor,
de sentimientos inamovibles.
Me condenaste injustamente
cuando nunca posaste tu oído
para escuchar el latido de mi corazón.
Abrí mi corazón tantas veces
pero tu machismo
cerró tus oídos
a mis sinceras palabras.
Siempre preferiste
hacerme a un lado
para que todos vieran
que tú eres el que manda.
No te importó
darme tantas estocadas;
ahora no te extrañes
que aquél amor sincero
se haya transformado
en indiferencia
desamor y hastío.
Autora: Amarilis Barahona Vargas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario