sábado, 1 de febrero de 2020

VERSOS LIBRES A ANA QUIROA DE VELÁSQUEZ Y A SU "MADEJA DE ANAHÍ"

Que bello es navegar líricamente entre los versos,
conocer esos mundos siderales y complejos
donde la inspiración toma sus retoques ancestrales
para diluirse en la música netamente tan sagrada.

Es tomar esos mundos en sueños espectrales
donde la imaginación hace su pretérito recorrido,
se vuelve "montón" de mariposas estrictamente puras
para sobrevolar entre los versos de la "Madeja de Anahí".

Es tomar el cause de lo ignoto para llegar hasta la luz,
volver a regresar a la realidad tan placentera
y poner sus sienes en la estera de la poesía verdadera
que  conlleva el incentivo al alma que la puede comprender.

Hoy estamos frente a Ana Quiroa de Velásquez,
quien en sahumerios tan sagrados nos ofrenda su poesía,
sin escatimar esfuerzos y con merienda lírica para todos
y no dejar en ella un rincón donde no llegue su lumínica
intención.

Es por eso que Quetzaltenango agradece en sus costumbres,
la entrega de esta obra que tiene que sonar allá en las cumbres,
donde el sol entrega su radiante luz a las esquirlas de los dioses
o sean los poetas que han dejado la dermis de la tierra que adoro.

Guatemala no se queda atrás con sus retoques de fémina ancestral
porque sabe que cada libro que contiene alma y corazón
es un retoño de sus entrañas que ha abonado con metáforas sencillas,
para orientar su barca hacia los ancestros que la esperan con ansia
y con honores matutinos que enarbolan su nombre en las mañanas.

Le damos pues la bienvenida a esta obra que nos trae en líneas
la cadencia y la elocuencia que necesita nuestra idiosincrasia,
nos trae la herencia que nunca muere en este terruño tan querido,
tampoco en el pensamiento de Ana Quiroa de Velásquez.

Te quedarás con nosotros como un patrimonio tan sagrado,
sin esperar que cumplas miles y miles de años en tu edad,
los versos que contienes te dan el derecho de sentirte amada
y ser leída en la realidad y en los sueños de las glorias sin par.

Quédate con nosotros, no tengas ningún miedo ni temor,
te ponemos desde ya el laurel con clorofila de eternal amor
para que reines entre las obras ya benditas por la gran Literatura
aunque otros conmigo no lo quieran compartir.

Salud Ana Quiroa de Velásquez, nuestra sutil merecedora,
del verso, de la congratulación y de las gracias tan sinceras
que hoy entre la algarabía poética de figuras literarias
gozamos la entrega de tu obra que no es más que constelación
de luceros y estrellas terrenales.

AUTOR: RODIMIRO GRAMAJO RODRÍGUEZ.
QUETZALTENANGO, 24 DE ENERO DE 2020.

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