Padre, hombre genuino y santo
del campo y de la ciudad,
digno ejemplo de lealtad.
Padre, bendito seas siempre
porque junto a tus retoños
moldeas el futuro de la sociedad,
de una sociedad próspera y feliz.
Padre, tus años de juventud
lo heredas a toda plenitud
jugando con tus polluelos
canicas, trompos y muñecas,
y muy feliz, haciendo muecas.
Después de tus faenas diarias
arrullas a tus chiquillas y chiquillos
y con un cantito y cosquillitas
los traviesos, dormidos quedan ya.
El tiempo pasa inexorablemente,
las alegrías y penas apaciblemente
convertidas en canas y arrugas,
producto del quehacer cotidiano,
un padre amoroso y trabajador es feliz.
Padre, como el néctar sublime
de las rosas, lirios y jazmines
convertidos en agradecimiento
por tu abnegación y entrega total,
recibe de tu hijo este ramillete
de flores, versos y canciones.
AUTOR: VICTORINO SEGUNDO GÓMEZ CASTRO.
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