jueves, 28 de marzo de 2019

MARÍA TERESA ESCOBAR ARAUZ.

Quiero dejar su nombre en esta antología
como otra estrella del claro firmamento,
así lo siento en mi entendimiento,
lo mismo siente mi poesía sencilla y pura.

A Dios pedí permiso para que usted sea
otra fuente sutil y literaria para mí,
por eso le escribo en hojas de alhelí
estos versos humildes que encontré.

Escribir a la mujer es lo más bello del poeta
porque es intermediario con la bella realidad,
es por eso que hoy me dirijo a su nítida bondad
que ya es escasa en las entrañas de toda sociedad.

Lleva usted el nombre de "Teresa de Calcuta",
por algo Dios lo dictó a los libros de oro,
para que quede en los himnos de aquel coro
que aún entona las corcheas de Mozart y
Bethooven.

Usted debe sentirse desde ahora y siempre
cómo libélula de ilusión ante la vida que la ama
para que extienda sus alas con sobrada calma
sobre los jardines cargados de polen y perfume.

Tiemblan mis manos al escribir mis versos,
para ponerla a usted al mundo, como ejemplo,
hacer que sus consejos sean otro templo
para entender el predicado de la clara plenitud.

Usted con su carisma va dejando una estela de
consuelo,
yo, solo dejo con palabras lo que veo y siento;
es la misión que debe orificarse en sumo aliento
para que sea una sonrisa para el que sufre y llora.

Así gira el mundo poco a poco en su camino
para cumplir su misión sin tenue olvido,
también los humanos vamos en ese cometido
con esperanza, y una Margarita con deseo de vivir.

Viva usted como una rosa esplendorosa
que no se da en todos los jardines del Señor;
es que él tiene uno especial junto a su amor
donde usted ha de vivir con Keily en plena luz.

Me despido del atrio de su nombre,
se me hace tarde por que tengo que ir a cortar
más versos,
me servirán para tenerlos antes de los cierzos
para saludarla cuando alguna vez nos encontremos.

RESPETUOSAMENTE: RODIMIRO GRAMAJO
RODRÍGUEZ y MARGARITA ELIZABETH ESCOBAR
ARAUZ.

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