Las voces corrían con sorpresa
hombres, mujeres y niños
con candelas y candiles
por toda la ranchería.
Mujeres se internaban en el campo
a cortar ramos de jazmines
para elaborar un altar
mujeres hacendosas muy de prisa.
Hombres llevaban leña al rancho
ancianos se dedicaban a los rezos
otros también a la economía
y así transcurrían las horas de la noche.
Colocaban candelabros
para velar a sus muertos
se respiraba un ambiente de unión
con todos los presentes.
Por otro lado avanzaba la noche
y el carpintero no dormía
hasta entregar la fúnebre caja
también el sepulturero, consumía la tierra.
En esos momentos los colonos
evadían las ordenanzas del patrón
los momentos eran de respeto
nadie podía arrebatar,
porque todo era del alma
AUTORA: MARÍA ISABEL CALDERÓN.
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