Tu sonrisa poliniza la poesía
y le abre derroteros en cada rosa
para que también te brinde su perfume
y te haga más preciosa.
Despertaste en mi, el lívido secreto
para que naciera esta inspiración,
este es el hábito del lúcido poeta:
Enhebrar a la mujer bonita con el corazón.
Eres el hálito emergido de la nada
porque llevas la luz de alguna estrella;
de esas que florecen sin apagarse
para darte de nuevo el significado de doncella.
Es que tienes el enigma de la vida
porque todos buscan que es belleza;
tu tienes la respuesta consentida
por tenerla con toda la pureza.
Enciendes la lumínica faceta
en que Dios guarda tus dones dignos,
eres la magia suspendida en el viento
que besa tus labios y designios.
Por eso eres mi fuente cristalina
en que corté esta inspiración sincera,
no, para hacerme poeta o cosa parecida,
sino, darte tu lugar en mi quimera.
No quiero cansar tus ojos, niña bella,
ni perturbar tu encanto verdadero,
sólo quiero gritarle a esta vida
que eres de ella su máximo lucero.
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