Enhebro mi poesía con mi mente,
tomando el ejemplo del poeta,
aquel que plasma versos sin silueta;
sino, más bien, orifica su grata realidad.
Hoy exalto a Mario Sotovando Soto,
quien ha tocado la sublimidad,
todo, por su mística bondad
con que orla la belleza que soñó.
Es el símil del creador humilde
que sabe del secreto de la prosa;
no digamos su poesía silenciosa
que ha captado el lucir de las estrellas.
Tiene la magia de captar la esencia
que conlleva lo ignoto de este mundo,
o sea, lo que hace el néctar vagabundo
para poder polinizar lo oculto todavía.
Hemos saboreado el ritmo de sus versos,
junto a su elocuencia tan capciosa;
es como tocar la asustada mariposa
que hace alarde de sus lívidos matices.
Es por ello que su Salcajá divino
hace gala de su poética corola
que sumada a su nítida aureola
da a Quetzaltenango su rima bienhechora.
Si no me creen:
Ahí está su Antología tan creadora,
ahí está su imagen bien bordada
con libélulas de luz e hilos de alborada
que nunca fenecerán con su poesía.
¡Salud, profeta del verso delineado..!
HASTA HOY DESCUBRI ESTE POEMA, GRACIAS PROFESOR RODIMIRO, TAN ALTOS ELOGIOS, TAN INMERECIDOS DE MI PERSONA.
ResponderEliminarMARIO SOTOVANDO.
ResponderEliminar