No hace falta ser un pesebre
para que nazca Jesús en tu corazón,
no hace falta ser un mago
para seguir la estrella que ilumine tu camino.
Piensa serenamente en tus creencias
y aférrate a la fe de tu espíritu,
realiza los más grandes anhelos de tu corazón
y las más pequeñas ilusiones de los niños.
Alegrarás y embellecerás tu alma
y el amor ennoblecerá tu esfuerzo;
sigue tus más puros pensamientos
y gozarás de la calma luminosa de la cumbre.
Deja que florezca la virtud de tus sentimientos
sembrando en el camino de la vida,
piedad, consuelo, bondad y aliento,
cosechándolo en el futuro de tu linaje.
Reflexiona que el árbol de navidad tiene tantas luces
como plegarias de toda la tierra tiene Dios;
¡Ayuda ablandando corazones duros, cantando villancicos!
Que con tu dulce voz las recibirá Jesús.
Autor: Julissa Elizabeth Arango Enríquez.
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