Hoy que son días difíciles
sin la benignidad de la naturaleza
mucho queda disuelto
transfigurando y devastando.
Ve como los lagos del corazón
la interminable corona de almas
sedientas de ternura y amor
buscando aplacar su inmenso dolor.
No os acuséis unos a otros
miraos los corazones y las almas,
no os limpies solo por fuera,
limpiaos también por dentro.
Quitaos la propia miseria
y la miseria del mundo acabará,
dad a otros la palabra vedad,
buena caridad y justicia dad amor.
La verdadera caridad no es dar solo al necesitado,
sino, evitar que el necesitado exista,
todo lo puede el amor
y es quien ha de mejorar la vida.
Compartid no lo que te sobra,
sino, lo bueno que tienes;
alumbra vuestro espíritu y reflejarás paz;
confiad en la plegaria que os une.
Con gran voluntad lo indivisible,
al supremo Creador
con fuerza sigue adelante,
tu tarea es reconstruir, ayudar,
compartir y sobre todo dad amor.
Autor: Julissa Elizabeth Arango Enríquez
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