Oasis de aristas incólumes de vida,
donde el destino pasa en tus celajes
dejando una vivencia en tus colores
para enseñarnos la esencia y tu bondad.
Tienes en tu ambiente el credo peculiar
y la añoranza de la idea tan fecunda
donde ha de inmortalizarse la fe y el amor
y la magnificencia de tu gente en hermandad.
Se percibe en tus aires de esperanza bella
la creencia unánime del cambio espiritual
como un eslabón que nos une a Dios eterno
que nos dicta practicar de él su integridad.
Debemos de agradecerte el arrullo tan sincero
que en cánticos humildes nos das en tu vigilia,
algo así como una nueva ideología que reverdece
para llevarnos en alabanzas a tu bella honestidad.
Nos cobijas con silente sinfonía y único carisma,
dándole calor a nuestra simiente familiar
que habrá de llevarte por siempre en sus retinas
para que no muera nunca tu física identidad.
Eres el testimonio que la vida es maravillosa
y que nos mueve a ser mejores cada día,
olvidar los sinsabores que a diario nos acechan,
los cuales nos enseñan el valor de la amistad.
Por eso te dedico mis versos y la gran filosofía
que he cosechado en tus linderos y encantos,
donde mis preces van quedando impregnadas
para enarbolar, mientras yo pueda, tu verdad.
Perdona que no sea escritor tan consumado,
pero me satisface compartir contigo lo que soy,
lo que contiene mi sangre en su sentido globular,
principalmente mi perenne y grata solidaridad.
Bendito seas por siempre o en lo que existas;
gracias por darme tu pesebre para alojarme,
ponerle alas a mi inspiración que te ama
para algún día morir con sutil serenidad.
Entonces verás mi admiración que por ti existe,
la que siempre te he querido dedicar,
pero llegará el momento preciso y eterno
para ponerte en la gloria que mereces de verdad.
Allá estarás con plenitud como ninguno
pernoctando como alondra de luz y de colores,
en pago a la posada que me diste en este tiempo
y cuando mi vida tenía de ello gran necesidad.
Por ello solo quiero agradecerte eternamente,
la sombra y calor que me has dado sin medida,
porque así es tu lineamiento desde que naciste
como un manantial de amor y caridad.
RODIMIRO GRAMAJO RODRÍGUEZ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario