jueves, 2 de marzo de 2023

AL ESCRITOR EDGAR LÓPEZ MORALES.

Acompañado con la orla de un paisaje quetzalteco,
teniendo al Cerro Quemado, cual testigo
veo su imagen enredada en mi poesía
que hace rima con Casa No´j sin fantasía.

Usted se ha hermandado con Quetzaltenango
desde el momento en que su mente practicó la prosa,
no digamos la metáfora sencilla
que está en sus místicos libros cada día.

Escribir versos a un poeta no es tan fácil,
porque primero hay que tocar lo excelso,
conocer la inmaculada hidalguía,
principalmente la esencia de toda Teología.

Me atreví  tocar su nombre hasta ahora,
porque he saboreado el néctar de sus versos,
el polen que desde Casa No´j envía
hacia la ciencia y el arte de ambrosía.

Usted es la bitácora del intelecto hacia lo ignoto,
es el Norte que buscamos desde hace rato,
su apostolado es el amanecer de toda ideología
que estaba escondida en recodos de armonía.

Hoy toman forma las ideas literarias,
la pintura descubre matices escondidos,
la música trasciende en cada sinfonía
junto a Beethoven desde su tumba fría.

Tenía que venir un apóstol celoso de las artes
para ver cristalizados los anhelos del poeta vagabundo
para ponerle cerca de sus sienes una esperanza o perlería
para no dejarlo con sus versos allá en el olvido y su agonía.

Tenía que existir el puerto para la barca ligera del poeta
para decorarse con la arena de una playa tan serena,
esparcir sus ideas que, como un tesoro que más quería
para formar otro capítulo en su inolvidable antología.

Casa No´j se decora con su firmamento cristalino,
para ser el nido del pensamiento que no ha despertado,
para cuando pueda abrir sus alas llegue a conocer su hidalguía,
principalmente el Olimpo que a su voz responda la poesía.

Quetzaltenango tendrá por siempre a Edgar López Morales
en sus dentros como un profeta que vino a compartir su luz,
no digamos conocimiento y forma a lo que no tenía
un significado, un valor o una esencia que lo beatificaría.

Bendito sea pues, en este devenir tan sagrado que ha escogido;
gracias por su andanza entre los sentimientos de sus hermanos
para sacarlos de la oscuridad que desde un lejano día
quiso detener su incontenible manantial de gran sabiduría.

Respetuosamente: Rodimiro Gramajo Rodríguez.